Constructivismo 1913/1920
Esta nueva vanguardia comparte origen y fechas con la anterior, por lo que su
desarrollo es paralelo y ambas se vigilarán de reojo en su evolución. El
constructivismo, con alta carga política e ideológica propia de la revolución rusa,
pretende la unión entre las artes, pintura, escultura y arquitectura, por lo que comparte
objetivo con una de las escuelas más famosas de la Historia del Arte, la Bauhaus. Este
hecho no es casual, pues varios constructivistas fueron profesores o impartieron
seminarios en algún momento en dicha escuela alemana. Sus autores principales
fueron Vladimir Tatlin, El Lissitzky, Antón Pevsner y Naum Gabo. Prueba de lo
completo de este movimiento es su manifestación cinéfila obra de Eisenstein, quien
tiene en la cinta de “El acorazado Potemkin” un gran ejemplo.
Características del constructivismo:
- La obra de arte está en comunicación con el espacio que la circunda y penetra, cuya estructura invisible se materializa en ella. El arte concreto se apoyó en esta premisa.
- La obra se abre por todas partes hacia el espacio y consta de elementos, frecuentemente transparentes, de formas geométricas, lineales y planas.
- Se valora la simultaneidad del espacio, el tiempo y la luz.
- Hace hincapié en lo abstracto, relacionado con la industria y la técnica, y es geométrico y funcional.
- Al igual que el futurismo, el constructivismo manifestaba su rechazo al arte burgués y descubría el proyecto de un nuevo lenguaje en las "propuestas" de la tecnología y la mecánica industriales. Sin embargo, la peculiar situación sociopolítica de la época caracterizó y distinguió el constructivismo.
- Tiene muchos puntos de contacto con el cubismo, el futurismo, el suprematismo y el dadaismo.
"El mundo", Antón Pevser
“Construcción lineal en el espacio nº 2”, Naum Gabo
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